Secretario: Podemos crecer allá porque Venezuela importa mucho
La aprobación de la entrada de Venezuela en el Mercosur ha sido bien recibida por el gobierno brasileño. Según el secretario ejecutivo del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior (MDIC), Alessandro Teixeira, Brasil debe aprovechar esta oportunidad para aumentar sus exportaciones con su nuevo socio comercial.
“Me alegra mucho este proceso, Venezuela es un mercado muy importante, nuestro tercer mercado más grande en América Latina. Cuenta con ingresos provenientes del petróleo y una estructura que demanda mucho debido a la falta de industrias. Importan mucho, así que tenemos una gran posibilidad de crecer en ese país”, afirmó.
Teixeira destacó que, al entrar en el Mercosur, Venezuela tendrá que aumentar la tarifa externa común (TEC), lo que beneficia a los miembros del bloque. “Al incluir 200 productos en la TEC, además de los ya existentes, las tasas de importación se vuelven más altas, y los miembros del bloque tienen una ventaja al vender, ya que no tienen que pagar aranceles. Esto dará acceso a nuestros exportadores”, explicó.
El secretario ejecutivo defiende el fortalecimiento del Mercosur para mejorar la competitividad mundial en tiempos de crisis y cree que la entrada de Venezuela en el bloque ayudará a lograr este objetivo. “Venezuela fortalecerá el bloque. Esperamos poder trabajar para fortalecerlo, ya que es un socio importante tanto para Brasil como para Argentina y Uruguay”, afirmó.
El Mercosur aprobó la entrada de Venezuela como miembro permanente el 29 de junio en Mendoza, Argentina. La admisión oficial se llevará a cabo el 31 de julio en una cumbre del bloque económico en Río de Janeiro. Esta aprobación se dio luego de la suspensión temporal de Paraguay. La entrada de Venezuela como miembro pleno del bloque había sido bloqueada por el Congreso paraguayo. Esta vez, el nuevo socio recibió el apoyo de los congresos de Brasil, Uruguay y Argentina.
Un proceso relámpago destituye a Lugo de la presidencia
El 15 de junio, un enfrentamiento entre la policía y campesinos en una zona rural de Curuguaty, vinculada a la oposición, terminó con la muerte de 17 personas. Este episodio desató una crisis en Paraguay, en la que el presidente Fernando Lugo, acusado por estos sucesos, fue aislado políticamente. Seis días después, la Cámara de Diputados aprobó casi unánimemente (73 votos a 1) el pedido de juicio político contra el presidente. El día 22, poco más de 24 horas después, el Senado llevó a cabo el juicio y, por 39 votos a 4, destituyó al presidente.
La rapidez del proceso, la falta de pruebas concretas y la casi inexistente oportunidad de defensa para el acusado generaron una ola de críticas entre los líderes latinoamericanos. Lugo, por su parte, no opuso resistencia y se despidió del poder con un discurso emotivo. En cuestión de minutos, Federico Franco, su vicepresidente, fue ovacionado y asumió el cargo. En un discurso ante un Congreso lleno, solicitó unidad al pueblo paraguayo -mientras que en las calles se producían enfrentamientos entre manifestantes y la policía- y comprensión a los países vecinos, que cuestionaban la legitimidad de lo sucedido en Asunción.