“El presidente más pobre del mundo” vive en una granja y dona casi todo su salario
Esta semana, el presidente de Uruguay, José Mujica, llega a Brasil para una reunión de la cumbre del Mercosur. Sin duda, es uno de los presidentes más diferentes que se haya visto. Además de donar casi todo su salario, él no quiso vivir en el palacio y eligió una residencia muy sencilla como su hogar oficial. Descubre por qué nuestro vecino, José Mujica, está siendo llamado “el presidente más pobre del mundo”.
A pocos kilómetros de la capital de Montevidéo, saliendo del asfalto, se puede ver un campo de acelgas. Más adelante, un automóvil de la policía y dos guardias: la única señal de que alguien importante vive en la zona.
La entrada de la finca estaba abierta para el programa Fantástico y una perra de tres patas apareció enseguida.
El ilustre residente es José Alberto Mujica Cordano, conocido como Pepe Mujica, presidente de Uruguay.
Cuando se le pregunta quién es Pepe Mujica, él responde: “Un viejo luchador social de la década de 1950, con muchas derrotas en su historia, que quería arreglar el mundo y que, con el paso de los años, se volvió más humilde y ahora intenta arreglar algo pequeño”.
Cuando era joven, Mujica se involucró en el MLN – Movimiento de Liberación Nacional – y ayudó a organizar a los tupamaros, un grupo guerrillero que luchó contra la represión. Fue encarcelado durante la dictadura militar y torturado.
“Al principio, estaba feliz si me daban un colchón. Después, viví mucho tiempo en una pequeña habitación y aprendí a caminar de una punta a otra”, recuerda el presidente uruguayo.
De los 13 años de prisión, Mujica pasó parte de su tiempo en un edificio que solía ser una cárcel, pero que ahora es un centro comercial. También hay un hotel de cinco estrellas en la zona. Una ironía para un hombre que rechaza el consumismo y el lujo.
En el barrio de Prado, la vista es de antiguas mansiones de la vieja aristocracia uruguaya. Aquí se encuentra la residencia Suarez y Reyes, destinada a los presidentes de la República. Este debería ser el hogar de Pepe Mujica, pero él nunca ha pasado una sola noche allí. El palacio de estilo francés, construido en 1908, solo se utiliza para reuniones de trabajo.
Mujica aborrece los protocolos y los privilegios del cargo. Cree que un presidente no debe tener más que los demás. Recibe un salario equivalente a 25.000 reales, pero dona la mayor parte a instituciones de caridad.
“La pequeña casa con techo de zinc es suficiente”, dice. “¿Qué tipo de intimidad tendría en casa si tuviera tres o cuatro empleadas que me rodearan todo el tiempo? ¿Crees que eso es una vida?”, cuestiona Mujica.
Mujica ha sido llamado “el presidente más pobre del mundo” por la prensa internacional. Además de su propiedad, tiene un Volkswagen azul y un tractor que maneja a su manera.
El presidente uruguayo cuenta que su perra Manuela perdió una pata por seguirlo en el campo y ha estado con él durante 18 años.
Un experto conductor de tractor, él retrocede su vehículo en un granero. Cuando se le pregunta si es más fácil conducir un tractor que ser presidente, responde: “Sí, el problema no son las cosas, sino las personas”.
El equipo de Fantástico también le pregunta sobre sus vecinos. Si siempre ha tenido una relación difícil con Argentina o si se ha vuelto peor con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Él recuerda un consejo de su colega brasileña, Dilma Rousseff: “Hay que tener paciencia estratégica”.
En el camino de regreso, habla de temas más difíciles, como la controvertida propuesta de estatizar la producción y distribución de marihuana.
“El problema no es la marihuana, es el narcotráfico. Estamos proponiendo un registro. Con este registro, podremos monitorear al usuario”, explica el presidente.
Nacido en Montevideo, en una familia de clase media baja, y huérfano de padre a los 9 años, Mujica no se considera pobre y cita al filósofo romano Séneca: “Pobre no es aquel que tiene poco, sino aquel que necesita mucho y desea cada vez más”.
El país de Mujica tiene poco más de tres millones de habitantes y está ubicado entre Argentina y Brasil. Anteriormente fue llamado la “pequeña Suiza”, pero hoy en día la pobreza y la inflación están aumentando.
Para Morena, la vida sencilla de Mujica es hermosa, pero él está “fuera de lugar”. Necesita combatir los problemas del país.
Refugiado en su finca, a Mujica no le importa su popularidad, que por cierto está disminuyendo. Pide tomar un mate.
Cuando se le pregunta sobre su agenda del día, de repente recuerda que tiene mucho por hacer.
“Tengo que hacer algunas cosas”, dice el presidente, y se retira.
De la misma manera en que comenzó, termina. Sin ceremonias, sin formalidades. Este es Pepe Mujica, presidente de Uruguay, en su forma más natural de vivir.
Fuente: G1.globo.com/fantastico