Mercosur obstaculiza la relación de Brasil con la Unión Europea
La presidente brasileña, Dilma Rousseff, llegará este domingo a Bruselas para participar en una cumbre bilateral con la Unión Europea que se verá afectada por el retraso en las negociaciones de un acuerdo entre el bloque y el Mercosur.
Analistas consultados por BBC Brasil coinciden en que la dependencia que Brasil tiene de sus socios para presentar una propuesta de apertura comercial está perjudicando al país, cuyas exportaciones a la UE cayeron de 37,4 mil millones a 33 mil millones de euros entre 2012 y 2013.
La balanza comercial brasileña con el bloque pasó de un superávit de 3,3 mil millones de euros en 2011 a déficits de 2,3 mil millones de euros en 2012 y 7,1 mil millones de euros en 2013, según Eurostat (la agencia de estadísticas de la UE).
Bruselas estima que el acuerdo UE-Mercosur crearía una zona de libre comercio de 59 mil millones de euros y aumentaría en un 12% las exportaciones brasileñas al bloque europeo.
Riesgo:
“En este momento, el compromiso de Brasil con el Mercosur es un problema, porque parece que del lado argentino no hay mucho interés en avanzar y eso está retrasando el proceso. Y aunque tenga más sentido un acuerdo con el Mercosur, en realidad es el mercado brasileño el que nos interesa”, afirma Luisa Santos, directora del departamento de relaciones internacionales de la asociación Business Europe, representante de los empresarios europeos.
Brasil es el octavo socio comercial de la UE, que absorbe alrededor del 20% de las exportaciones brasileñas y representa el 21% de las importaciones.
Santos afirma que la atención europea “está enfocada en los acuerdos que están avanzando, lo que no es el caso del Mercosur”, sino de Japón, China y, principalmente, Estados Unidos.
La conclusión del pacto UE-Estados Unidos, que creará la mayor área de libre comercio del mundo, representa un riesgo para Brasil y el Mercosur, en opinión de Luigi Gambardella, presidente de la asociación UE-Brasil, que promueve las relaciones entre los dos socios estratégicos.
“El gran riesgo es que esta asociación defina parámetros que luego sirvan de base para otras negociaciones en las que la UE y Estados Unidos estén involucrados. Además, si la UE hace concesiones en el área agrícola a Estados Unidos, por ejemplo, quedará poca margen de negociación para el Mercosur”, considera.
Exclusión:
Para Pawel Zerka, analista del centro independiente de investigación Demos Europa, Brasil deberá mostrar durante la cumbre con la UE su determinación política para concluir el pacto comercial entre los bloques europeo y sudamericano.
“(Dilma) está bajo presión del sector privado y de las elecciones presidenciales para llegar a un acuerdo con la UE. Dado esto, creo que está más abierta a la posibilidad de una negociación en dos velocidades (con Brasil abriendo su mercado antes que los demás países del bloque sudamericano)”, dice.
Sin el tratado, Brasil es una de las únicas grandes economías que no participa en ningún gran acuerdo internacional de facilitación de comercio, observa Lisa Brandt, analista comercial del Centro Europeo para Política Económica Internacional (Ecipe).
“Eso no fue un problema hasta ahora. La economía brasileña estaba en auge y, hasta este año, el país tenía acceso preferencial al mercado europeo a través del Sistema General de Preferencias (que reduce o elimina los aranceles para las exportaciones de países más pobres). Pero todo eso está cambiando. Es importante formar parte de grandes acuerdos preferenciales”, considera Brandt.
Proteccionismo y oportunidades:
Los analistas también opinan que la actual política brasileña de incentivos a la industria nacional es una barrera para las relaciones con la UE y va en contra de los esfuerzos del gobierno para “reafirmar al país como abierto al inversor extranjero y respetuoso de las reglas internacionales”, en palabras de Luigi Gambardella.
Recientemente, las autoridades europeas presentaron una queja en la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra las facilidades fiscales otorgadas por Brasil al sector automotriz por considerarlas proteccionistas.
“Este plan ha traído nuevos problemas económicos a la relación entre Brasil y la UE. Esperamos que en esta cumbre Brasil asuma el compromiso de resolverlos”, dice Luisa Santos, de Business Europe.
“Es del interés de Brasil atraer más inversiones. Pero eso requiere un buen ambiente (de negocios). En este momento, eso no existe”, afirma Lisa Brandt.
Aun así, la analista de Ecipe cree que las empresas europeas ven en el país una “gran oportunidad” gracias a la “transparencia y previsibilidad” de sus políticas fiscales y empresariales, “diferente de lo que ocurre en muchas otras economías emergentes”.
Alice Pappas, del centro de estudios European Policy Center, destaca que la UE también es acusada de adoptar una política proteccionista en lo que se refiere al sector agrícola.
“Hay espacio para mejoras en ambos lados. Ambos deben buscar construir confianza para estimular los intercambios y la cooperación entre los inversores, establecer lazos más fuertes y superar diferencias ideológicas a largo plazo”, considera.